miércoles, 23 de enero de 2013

mas sobre la domesticacion

Domesticar y domar Es necesario establecer la diferencia que existe entre los términos domesticación y doma, pues indican dos procesos diferentes que a menudo se confunden. La diferencia entre los dos términos es evidente: En español, domar indica amansar y hacer dócil a un animal mediante ejercicios y enseñanzas,4 sean estos silvestres o domésticos. La domesticación consiste en acostumbrar al animal fiero y salvaje a la vista y compañía de las personas;5 es un proceso largo en el que se obliga a una especie a adaptarse para vivir dependiendo del ser humano. El término inglés tame o domado se refiere a individuos mansos, dóciles, producto de un trabajo hecho por el hombre pero cuya reproducción no se somete a selección artificial, con intención de lograr mansedumbre, como en los animales domésticos. Ya Darwin (1859 y 1868) manifestaba que: Domesticar es más que domar (Domestication is more than taming). Con el término doméstico (domestic, en inglés) se hace referencia a animales que, por selección directa del hombre, adquirieron características genéticas, morfológicas, fisiológicas, y de comportamiento diferentes a las que tenían sus progenitores silvestres. La doma, en ambos casos, hace referencia a individuos y no a poblaciones (conjunto de individuos), mientras que la domesticación involucra a poblaciones enteras. Por ejemplo, Se puede domar a leones, tigres o panteras, pero no se puede decir que sean especies domésticas. La diferencia entre las dos lenguas es que en inglés los animales domados se reproducen en poblaciones silvestres, resultando dificultoso en condiciones de cautiverio, pero en español, la doma también se refiere a ciertas especies domésticas, como los caballos. Hay numerosos autores que hablan del proceso de domesticación en el caso de las abejas, donde las fases transcurrieron, pero la línea divisoria entre abejas domésticas y silvestres es muy fina. A pesar de haber seleccionado las colmenas durante miles de años todos los apicultores son conscientes de que cuando su mejor colmena en mansedumbre desea dejar su cómoda casa a cambio de un hueco de árbol lo hace sin mayores problemas y en numerosas oportunidades sobrevive sin mayores inconvenientes. Lo cual podríamos definir como un alto grado de readaptación a la vida silvestre. El proceso de domesticación se logra mediante selección artificial de caracteres, tanto genotípicos como fenotípicos, que el hombre selecciona mediante exhaustivos cruzamientos y una serie de lentas modificaciones acumuladas en el tiempo. La readaptación a la vida silvestre (asilvestramiento) de una especie doméstica es el proceso contrario: en él la especie doméstica va perdiendo a mayor o menor velocidad los caracteres seleccionados artificialmente al verse sometida al proceso de selección natural que, sin duda, favorece aquellos caracteres más adecuados para que la especie viva en forma libre sin los cuidados pertinentes que el ser humano dispensaba. Una conducta agresiva puede ser muy ventajosa para la abeja en el momento de encontrarse con un predador que ataca su colmena. Readaptarse a la vida silvestre o al estado primigenio de la especie en el tiempo dependerá, en gran medida, de las modificaciones genéticas experimentadas en el proceso de domesticación. Cuanto mayores fuesen los cambios alcanzados en el proceso de domesticación, mayor será el tiempo de readaptación y la cantidad de generaciones que deberán transcurrir para volver a ser un animal silvestre. Y es posible que muchas especies que el hombre ha domesticado difícilmente lograrán volver a la vida silvestre. Domesticación en abejas En caso de la abeja melífera tenemos que ser conscientes que no hubo grandes cambios genéticos, fisiológicos o morfológicos que el hombre seleccionara. Por encima de todo la selección es mansedumbre, porque el resto son variables que la selección natural también tiende a resaltar, como es el comportamiento de limpieza, tan destacado en enfermedades y parásitos como es el caso de varroa, encontrado en abejas rusas que tienen un comportamiento natural de quitárselas. Logrando luego por selección artificial de cruzamiento de estas abejas resistencia a varroa en otras razas. También hay que diferenciar el grado de adaptación al ambiente de diferentes razas de Apis mellifera, porque a pesar de haber transcurrido muchos siglos de importación de colmenas a Brasil de abejas de raza europeas, éstas nunca llegaron a vivir en estado silvestre o rústico; como lo hicieron los híbridos de abejas africanizadas de abejas africanas Apis mellifera scutellata con abeja criolla Apis mellifera del continente Americano; que inmediatamente invadieron la región tropical y subtropical del continente tanto al norte como al sur, probablemente por estar mejor adaptadas a estos tipos de climas. Por ello podríamos hablar de razas domésticas y no de especie doméstica, pero nos encontramos que las que definiríamos domésticas en nuestro continente (abeja europea) no se comportan de la misma manera en Europa donde sí se tornan silvestres. imagense Otro factor que juega en gran medida en el proceso de readaptación a la vida silvestre en el caso de la abeja es la gran cantidad de generaciones que transcurren en un período determinado, si lo comparamos con un mamífero de ciclo de vida larga.3 Historia de la domesticación La domesticación no se llevó a cabo al mismo tiempo en todo el mundo. Se dice, Se estima que hacia 9000 a. C. se inició la Revolución neolítica, en la cual el ser humano empezó a sedentarizarse, como consecuencia de la práctica de la domesticación y posteriormente de la agricultura. Esto acaeció en el Cercano Oriente. Posiblemente, el primer animal doméstico fue el perro hace aproximadamente 15.000 años.

animales domesticos

los animales
domésticos fueron un gran proceso de socializacion de personas y seres huimanos Los orígenes Finalizada la Era Glacial los bosques se expandieron de manera progresiva sobre las grandes estepas, provocando la emigración y/o la extinción de algunas especies de animales. En muchos casos se trató de especies que constituían parte esencial de la dieta alimenticia del hombre. Los grupos humanos, hasta entonces cazadores-recolectores, debieron adaptarse a esta transformación para mantener su subsistencia. Los hombres se diseminaron en grupos reducidos que comenzaron a hacerse semisedentarios, utilizando asentamientos estacionarios. Ciertas teorías señalan que en su continuo ir y venir, los cazadores que arrojaban las semillas de los frutos consumidos pudieron ver que, en condiciones apropiadas, estas generaban nuevas plantas. El resultado de esta transformación es el comienzo del Neolítico.3 Hubo un periodo donde se domesticaron animales y plantas y duro 15 siglos. El término neolítico, acuñado por el naturalista británico John Lubbock en 1865, deriva del griego, neo 'nuevo' y lithos 'piedra', y hace referencia a la capacidad humana de pulimentar la piedra, en contraste con la talla de la misma, propia del Paleolítico. La aplicación de esta nueva actividad interactuo con una serie de características que provocarían un cambio radical en las formas de cultura humana; una de ellas representa un fenómeno que ha impulsado a numerosos especialistas a considerar una "Revolución neolítica": la domesticación de plantas y animales. El acontecimiento, sin embargo, se extendió de manera gradual. El origen de la agricultura, que implica la domesticación de plantas y animales, se encuentra representado fundamentalmente por una tendencia al sedentarismo y fue la necesidad de los grupos humanos cazadores-recolectores la que impulsó el cambio. La prueba radica en que la agricultura como tal es una actividad que demanda mayor dedicación y horas de trabajo que la caza y menor previsión en razón de los avatares agrícolas. De esta manera, la naturaleza pasó de ser un hábitat a un conjunto de recursos económicos que debían ser gestionados por el hombre. Aunque el cambio se materializó en diversas partes del mundo, estudios arqueológicos han determinado la aparición, hace aproximadamente diez mil años, de los primeros asentamientos permanentes en Cercano Oriente, en el área conocida como el "Creciente Fértil", desde Canaán (Jericó), pasando por el sur de Turquía (Çatal Hüyük), hasta Mesopotamia y el Golfo Pérsico. Los periodos que completa la prehistoria, son la Edad Piedra y La Edad de los Metales En cuanto a la ganadería, en principio se habría limitado a un control de los recursos animales, protegiendo la fauna de otros depredadores y cazando selectivamente. Pero sólo se puede hablar de ganadería cuando se comienza a criar al animal: controlando su reproducción y cuidándoles durante el invierno. En este período se produce una serie de descubrimientos técnicos, propiciados por la nueva economía: la cerámica para guardar los granos se transformará en la primera expresión artística del Neolítico, el pulimento aplicado a un nuevo tipo de hacha y una renovación general del utillaje, entre los que luego se encontrarán mangos o morteros utilizados en la molienda de vegetales para elaborar harina.